Resumen artículo
En la mayoría de los países se consideraba que la mejor forma de atender a los deficientes era separarlos del resto de la sociedad en instituciones aisladas, pero fue a partir de 1940 cuando estas residencias fueron desapareciendo como consecuencia del reconocimiento de la educabilidad de toda persona y el derecho de todo ciudadano a la educación. Posteriormente se sustituyeron por centros específicos o escuelas de educación especial donde sólo tenían cabida niños deficientes mayores de seis años. La concepción medicalista de la educación especial en la que el niño era categorizado por medio de etiquetas ha tenido consecuencias negativas en la educación y desarrollo de personas con disminuciones físicas, psíquicas o sensoriales, ya que se ha encasillado y clasificado a los niños según etiologías en lugar de plantearse las necesidades educativas que requieren. Durante la década de los años sesenta se produce en Estados Unidos y en determinados países de Europa como Suecia, Noruega, Italia, un amplio movimiento de rechazo de las escuelas de educación especial. España se incorpora al movimiento integrador mediante la Ley de Integración Social del Minusválido (Ley 13/82 de 7 de abril) que desarrolla el artículo 49 de la Constitución Española de 1978. Transcurridos seis años desde entonces, es ya una realidad el reconocimiento del derecho a la diferencia que constituye la premisa esencial en el planteamiento y en la estrategia de integración de cualquier persona deficiente, esto conduce a la modificación de las estructuras organizativas y de actitudes personales.
Palabras Clave
diversidad; educación; minusvalía; integración
Referencia normalizada (para citas)
Pérez Llorente, M. T., Ortiz García, M. D., Soriano Navarro, G. & Coll Porta, M. (1988). La escuela infantil abierta a la diversidad. Servicios Sociales y Política Social, 11-12, 110-117