Resumen artículo
Hoy se nos está exigiendo eficacia en nuestras intervenciones sociales. Aunque todos sabemos que en nuestra profesión la eficacia en términos cuantitativos, es algo sólo relativo, las exigencias se mantienen por parte de las instancias políticas y sociales. El reto de la eficacia exige al trabajador social, especialización en el ejercicio profesional, en nuestro curriculum y en nuestras intervenciones. Los tiempos del trabajador social como chico para todo se comienzan a superar gracias a la lógica de la competencia que en el marco de los servicios sociales ejercen diversas profesiones y sus correspondientes especialidades. A ello no es ajeno el nuevo ámbito social, político y económico de nuestro país, dominado por la concepción mercantilista de la vida y de las relaciones sociales. En servicios sociales vamos descubriendo como hace falta no sólo ser buenos gestores y ejecutivos, sino que resulta necesario entrar en la dinámica de aprender a colocar nuestros productos (nuestras producciones sociales), si queremos ser aceptados por el mercado. Este tipo de competencia, que siempre hemos criticado como forma de ingerencia de las instancias políticas en nuestra acción profesional, comienza a ser parte consustancial de nuestro contexto de acción, y parte determinante de nuestros resultados, que debemos integrar de forma constructiva, precisamente porque el mercantilismo ha entrado a saco también en el ámbito de los servicios sociales. Por todo ello, es por lo que considero que el camino de la especialización es necesario e inevitable, aunque pueda ser siempre cuestionable.
Palabras Clave
trabajo social; familia extensa; especialización
Referencia normalizada (para citas)
Sánchez Sánchez, M. (1994). La familia extensa y el trabajo social con familias. Servicios Sociales y Política Social, 34, 27-32