Resumen artículo
La epidemia por VIH tiene su localización en la actual estructura y organización social, pero arrastrando las reminiscencias de las creencias decimonónicas de otras enfermedades padecidas anteriormente por la humanidad. No es casual que la metáfora principal empleada para el SIDA, haya sido la de peste pues este término representa la peor de las calamidades y lleva asociado un juicio a la sociedad. La enfermedad aparece como propia a la vez del individuo y de éste como miembro de un grupo o colectivo de riesgo. Lo más grave del SIDA, no es sólo que se trata de una enfermedad mortal, sino que su padecimiento inserta al infetado dentro de un grupo poseedor de una etiqueta social descalificatoria, le deshumaniza y confiere al enfermo una nueva identidad que le merma su propia dignidad. Por primera vez, una epidemia se contabiliza por el número de casos, más el número de personas sanas infectadas. Esto tiene especial significación en dos vertientes: por un lado, sirve de justificación a la pretendida necesidad de identificar a los sospechosos de ser portadores del virus, y por otro, tiene el efecto de provocar en los afectados la marginación social que les acercará, posiblemente, antes a la muerte social que a la física
Palabras Clave
VIH; sida; enfermedad; epidemia
Referencia normalizada (para citas)
Usieto Atondo, R. & Sastre Espada, J. (1994). La transmisión heterosexual del sida en España. Servicios Sociales y Política Social, 35, 127-140