Resumen artículo
El empleo protegido para las personas con discapacidad está necesitado de un impulso en el que deben participar tanto las Administraciones Públicas como las asociaciones de nuestro colectivo y otros agentes sociales (patronales y sindicatos, especialmente). Ello es así porque el mercado general de trabajo ofrece serias resistencias a la incorporación de trabajadores con algún tipo de discapacidad (físisca, psíquica, sensorial); y también porque las medidas especiales de fomento de empleo deben enmarcarse en una verdadera política de empleo con participación mayor de todos los agentes sociales antes mencionados. De hecho, entre las diferentes vías de integración laboral, los Centros Especiales de Empleo no deben ser "estacionamientos" de mano de obra barata, mal cualificada y sin alicientes. El riesgo existe desde el momento en que al loable propósito de crear empleo no se le acompaña de objetivos empresariales que tengan en cuenta las necesidades del mercado de bienes y servicios y se creen empleos atractivos. Es decir, los Centros Especiales de Empleo, para ser realmente una alternativa de integración laboral, deben ser empresas rentables y competitivas, que operen en líneas de producción con posibilidades de futuro y que estén gestionadas democrática y empresarialmente.
Palabras Clave
integración laboral; centros especiales de empleo; empleo protegido;
Referencia normalizada (para citas)
Grande Esteban, M. (1988). Los centros especiales de empleo ante el futuro. Servicios Sociales y Política Social, 11-12, 134-135